Los teléfonos móviles matan a las abejas


Las señales emitidas por estos dispositivos durante una conversación son capaces de desorientar a las abejas hasta llevarlas a la muerte. El estudio puede explicar la desaparición de cientos de millones de ellas en todo el mundo

Ya no se trata solo de los pesticidas, ni de la contaminación, ni del cambio climático. También el uso masivo de teléfonos móviles puede ser uno de los culpables de la trágica desaparición de cientos de millones de abejas en todo el mundo. Daniel Favre, investigador del Instituto Federal de Tecnología de Suiza, acaba de publicar un estudio en el que demuestra quelas señales emitidas por los teléfonos móviles durante una conversación son capaces de desorientar a las abejas hasta el punto de llevarlas a la muerte. Fabre ha realizado hasta 83 experimentos diferentes para comprobar y medir la reacción de las abejas ante la presencia de un móvil en funcionamiento.

Los resultados parecen no dejar lugar a dudas. El equipo de Favre halló que, en presencia de un móvil que realiza o recibe una llamada, las abejas producen con el zumbido de sus alas hasta diez veces más ruido del que hacen en condiciones normales, un comportamiento que habitualmente es utilizado por la colonia como una señal de alarma que urge a abandonar la colmena.

Sin embargo, cuando el zumbido de alarma es inducido por un móvil y no por una causa natural, la colonia se desorienta sin remedio y con trágicos resultados. El estudio de Favre corrobora otra investigación realizada en 2008 (cuyos resultados, entonces, no fueron concluyentes), según la cual las abejas no regresaban a sus colmenas si cerca de ellas se colocaba un teléfono móvil.

Esa clase de fuerte zumbido, explica Favre, «no es frecuente entre las abejas, y cuando se produce, normalmente no lo emiten más de dos miembros de la colonia a la vez. La inducción, por parte de los campos magnéticos de los teléfonos móviles a producir este zumbido de alarma puede tener consecuencias dramáticas para la colonia».

Señal de alarma masiva

Según el investigador, «los terminales móviles activos tienen un impacto dramático en el comportamiento de las abejas, ya que inducen a las obreras a emitir masivamente la señal de alarma. En condiciones normales, ese zumbido anuncia que el enjambre se pone en marcha o es una señal inequívoca que indica algún problema en la colonia. Entre otros factores como los pesticidas, las señales emitidas por los móviles y las antenas de telefonía móvil podrían estar contribuyendo a la desaparición de las abejas en todo el mundo. Apelo a la comunidad científica internacional para que realice más estudios en este campo».

Como sabemos muy bien, las abejas juegan un papel fundamental en la alimentación de los seres humanos. De hecho, son responsables de la polinización de por lo menos setenta de los cien cultivos básicos que son la base de la dieta de miles de millones de personas en todo el mundo.

El problema del colapso de las colonias (CCD por sus siglas en inglés), fue detectado por primera vez en 1972, pero no fue hasta 2006 que la desaparición masiva de cientos de millones de abejas en todo el mundo hizo que sonaran las alarmas. Las abejas, en efecto, parecían «evaporarse» en todas partes, abandonando las colmenas sin dejar el menor rastro.

Ese año, apicultores de todo el planeta denunciaron la pérdida de entre el 30% y el 90% de sus colonias. En años sucesivos, y ante el agravamiento del problema, se han realizado numerosas investigaciones para identificar el origen de una crisis que no se limita sólo a las abejas.

Y es que si ellas desaparecen, afirman los científicos, la Humanidad tampoco sobrevivirá.

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Se llama problema de colapso de colonias (o Colony Collapse Disorder CCD por sus siglas en inglés) a un fenómeno de la década de los años 2000 por el que una cantidad considerable de abejas obreras de una colmena desaparecen abruptamente. Aunque estas desapariciones han ocurrido anteriormente a lo largo de la historia de la apicultura, el término problema de colapso de colonias se aplicó por primera vez tras un crecimiento drástico del número de desapariciones en colonias de abejas en Norteamérica a finales de 2006. El colapso de las colonias es significativo para la economía, porque muchos cultivos, en diferentes partes del mundo, son polinizados por abejas.

A partir de 2007, los apicultores europeos observaron fenómenos similares en Bélgica, Francia, Holanda, Grecia, Italia, Portugal y España, y también se emitieron informes preliminares en Suiza y Alemania, aunque en menor grado, mientras que la Asamblea de Irlanda del Norte recibió en 2009 informes de descensos superiores al 50%. También se ha informado de posibles casos de CCD en Taiwán desde abril de 2007.

La causa o causas del síndrome no se comprenden bien, aunque muchas autoridades en la materia atribuyen el problema a factores bióticos, como los ácaros Varroa o a otras enfermedades de las abejas,incluyendo la Nosema apis o el virus de parálisis aguda de Israel. También se han propuesto como causas el estrés por cambios en el entorno, desnutrición o pesticidas, por ejemplo neonicotinoides como el imidacloprid, y la apicultura migratoria o trashumante. De forma más especulativa, se ha aludido a radiación de teléfonos móviles, y a cosechas modificadas genéticamente para incorporar un control de plagas, aunque no hay pruebas para ninguna de estas dos posibilidades. También se ha sugerido que la causa puede ser una combinación de factores.

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Los apicultores de todo el mundo se enfrentan al mismo problema: cada vez pierden más enjambres. En Estados Unidos, en 2006 y 2007 desapareció el 25% del total de las abejas del país, y en Europa la situación no es mucho más alentadora.

Este fenómeno, conocido como Trastorno del Colapso de las Colonias (CCD, por sus siglas en inglés), tiene consecuencias tanto en el medioambiente, ya que estos insectos ejercen una función polinizadora, como en la economía. Así lo explica René Bayon, productor francés de miel:


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