Se hunde un barco de ecologistas tras chocar con ballenero nipón en la Antártida


Mientras que los balleneros japoneses capturan 500 ejemplares al año en aguas del continente helado, las protestas de los grupos ecologistas son constantes

Una pequeña embarcación de la flotilla de ecologistas que protestan en la Antártida contra los balleneros japoneses se hundido hoy tras colisionar con un barco nipón minutos después de que sus seis tripulantes fueran rescatados ilesos.

Los miembros de la organización ecologista Sea Shepherd, que todos los años realizan acciones de protesta durante la campaña de caza de ballenas, y los balleneros japoneses se acusaron mutuamente de haber provocado la colisión.

Jeff Hansen, director de Sea Shepherd en Australia, aseguró que el barco de los ecologistas, el Ady Gill, intentaba apartarse de la zona y llegó a detenerse frente al buque japonés para que éste pudiera esquivarle.

Según los ecologistas, el ballenero Shonan Maru 2 avanzó y se llevó por delante una parte del fuselaje causando un gran agujero en el Ady Gill, mientras que la tripulación fue rescatada por otro barco de Sea Sepherd, el Bob Barker.

Defienden versiones completamente opuestas

Por su parte, el Instituto Japonés de Investigación de Cetáceos indicó que una de sus embarcaciones fue atacada por los tripulantes del Ady Gill, que arrastraron una cuerda para intentar trabar el timón y las hélices del barco y lograron alcanzar la cubierta con una de las bombas de ácido que lanzaron.

En un vídeo difundido por el Instituto Japonés de Investigación de Cetáceos se observa cómo el Ady Gill persigue al barco japonés y cuando lo adelanta, sus tripulantes sacan una cuerda y la intentan acercar a la embarcación ballenera.

Las imágenes muestran cómo los balleneros nipones gritan a través de un megáfono y disparan con un cañón de agua, pero no aclaran quién atacó a quien.

Un enfrentamiento que tiene historia

Ambas partes ya se acusaron mutuamente de provocación con cañones de agua a presión, láseres deslumbrantes y botellas de ácido corrosivo el pasado diciembre, sin que hubiera que lamentar heridos.

El principal barco de los ecologistas, el Steve Irwin, se ha enfrentado en varias ocasiones con el ballenero japonés Shonan Maru No.2 para alcanzar su objetivo de «hundir la flota ballenera japonesa económicamente reduciendo sus beneficios».

El enfrentamiento se produjo apenas unas horas después de que Sea Sephard denunciara que los balleneros japoneses, con la ayuda de la empresa Omeka Communications, alquilaran varios aviones australianos para «espiarles» y mantenerlos localizados.

Captura de ballenas «con fines científicos»

Los balleneros japoneses planean cazar este año 935 rorcuales aliblanco (minke) y 50 ballenas de aleta (fin) y defienden que sólo capturan cetáceos «con fines científicos».

Mientras los pesqueros japoneses capturaron el año pasado en aguas del continente helado más de 500 ballenas para «estudiarlas», Australia y Nueva Zelanda llevan a cabo una expedición conjunta para demostrar que es posible cumplir el mismo objetivo sin matar a ningún animal.

«Es posible estudiar a las ballenas sin matarlas»

Este año no está previsto que ningún barco del Departamento de Aduanas australiano vigile a los balleneros nipones en la Antártida, como sucedió en 2008, pero el Gobierno presidido por Kevin Ruud ha anunciado su intención de recurrir a los tribunales.

La Comisión Ballenera Internacional condena la actividad de los balleneros japoneses, pero Tokio hace caso omiso y exige que se levante la moratoria vigente para permitir capturas de cetáceos a pequeña escala.

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